El Mantra ha de pronunciarse claramente y sin errores. La repetición no ha de ser ni muy rápida ni muy lenta y ha de hacerse con el pensamiento puesto en su significado. La velocidad puede aumentarse si la mente se distrae. Es necesario mantenerse alerta durante todo el tiempo que dure la práctica, porque, al cabo de algún tiempo, la mente, naturalmente, tenderá a alejarse del objeto de la concentración. Puede repetirse el Mantra en voz alta durante algún tiempo, después en un susurro y, después, recitarlo mentalmente.
La repetición audible se denomina vaikhari Yapa, mientras que la que se hace en un susurro es upamsu Yapa. La repetición mental, manasika Yapa, es la mas poderosa y la que mayor concentración requiere, porque la mente, tras algún tiempo, tiende a huir.
El principiante no acostumbrado a este tipo de actividad puede sorprenderse al no ser capaz de repetir el Mantra durante mas de cinco o diez minutos seguidos. Lo que repite, además, puede parecerle meras palabras carentes de significado. Si persevera y lo repite ininterrumpidamente al menos durante media hora, dará tiempo al Mantra para que actúe sobre su conciencia y, en pocos días, percibirá los beneficios.
La repetición del Mantra tiene un efecto acumulativo y gana en poder con la práctica continuada. Resulta evidente que la meditación yapa es mucho más que un simple ejercicio verbal; es un estado de completa absorción.
El Yapa es uno de los caminos más directos para llegar a la Autorrealización o Conciencia Universal. Hace desaparecer de la mente impurezas como la cólera, la avaricia, la lujuria y otras que ocultan la luz interior.
Extractos del libro Meditación y Mantras de Swami Vishnu Devananda.